4 de junio de 2007

El niño de la selva y el niño de ciudad

" El niño de la selva guarda amor en su conserva, y el niño de ciudad conserva mierda en la cabeza" (Rapsusklei)


Será una ventaja o una desventaja vivir en un país tan lejano, tan chico, tan austral, tan lejos de todo... tanto así que muchas veces de otros países ni siquiera saben que existimos.

Algunos, claro, hubiesen deseado haber nacido en una gran ciudad, esas donde viven chorrocientos mil jetones, donde no puedes ni caminar en la calle... como esas típicas imágenes de Tokio, miles de personas con ojitos rasgados caminando pa'llá pa'cá, ni se miran, ni se detienen... obvio que lo pasan chancho en la noche, mientras más gente, más posibilidades para elegir dónde basilar, comer, tomar, etc..etc.. pero dentro de toda esa urbe, habrá algún chinito que se detenga en medio de la calle y empiece a caminar en sentido contrario? o que se detenga en medio de un paso peatonal a preguntarse si estarán jugando felices sus hijos en ese momento? Quién sabe, entre tantos chinitos cómo vamos a achuntarle justo al que se cuestionó eso.


Bueno, no creo que la cantidad de habitantes de una ciudad sea tan preponderante al momento de saber si son felices o si disfrutan "la vida" o no, pero sí tal vez le amoldan las costumbres en un 99, 9%. Definitivamente aunque nuestros tipos de ciudad sean en proporciones mucho menores que una como Tokio, al igual que allá nos va entregando cosas tan "top" que terminamos creyendo ser "top", como la tecnología, la gran gama de posibilidades para entretenernos (cine, disco, comida, juegos, etc.), entre otras cosas... pero al mismo tiempo nos quita bastante, aunque a muchos no les importe en lo más mínimo.


La imagen de un niño pegado a la tele o al play ya es habitual, a veces ni siquiera son ellos mismos los que optan por eso, si no que alguien le dice, para que se quede callado o tranquilo un rato, "ya, vaya a ver tele mejor". Por suerte, soy de la generación donde todavía se jugaba en los árboles, me encaramaba haciendo los famosos "club", tirándoles piedras al enemigo. Creo que alguna vez tuve el famoso (famoso?) Atari, pero no recuerdo haberle sacado mucho jugo, solamente recuerdo que tenía unos jueguitos y una música bien deprimente. Tampoco el celular me agarró a edad temprana... pa' no quedarme tan "out" tuve que "pedirle prestado" el ladrillo (onda modelo del negrito) a mi mamá, cuando ya casi estaba saliendo de cuarto medio. En esos aspectos, me siento satisfecha y con suerte... aunque también influía el lugar donde vivía... en ese tiempo en una población en Viña, llena de brocacochis, tirándose agua con botellas en la calle, jugando al "rin rin raja", armando el Judas pa' semana Santa y yo detrás pegándole a un tarro con un palo y cantando "una moneíta pa'l Juuuuuudas". Son pequeñas cosas que agradezco haber vivido y que quisiera que mis hijos también pasaran (siempre pensando en los hijos).


Ahora las cosas son diferentes... veo a mi hermano acá como un leoncito enjaulado, hiperquinético, incansable, hiperventilado... jugando en el metro cuadrado del patio frenéticamente a la pelota, como esos perros gigantes que la gente mantiene en los balcones de los departamentos. Pero yo no vivo en departamento, ni tampoco vivo en la época de toque de queda, aunque se le parece... simplemente vivo en el mismo lugar que una vieja culiá (disculpen los que se ponen colorados cuando escuchan poto) que junto a otra tropa de viejos culiaos no dejan jugar a los niños en el parque (y prohiben y se creen otras cosas más comunes en la gente que se cree exclusiva o burguesa por pagar gastos comunes. Por eso me carga este lugar, donde resultamos ser la chusma). Prosigo. Sí, un parque con pastito, árboles, un palto, algunas bancas y los pajaritos cantando sobre los nidos. Así mismo. No dejan que los niños jueguen en la calle, ni en el pasto, porque las flores no crecen, es más, los van a acusar a los papás y ellos tienen que salir arrancando cada vez que se asoma alguno de la gestapo. Son lindas y románticas las flores, pero más me interesa que no le maten la flor que los niños llevan dentro. Y eso están consiguiendo. Los cabros chicos ya no salen, están todo el día metidos en la casa jugando play. Por suerte, también, al pollito chico del Alan no le matan aún su flor, ni su "niño de la selva" que lleva dentro. Pasa todo el día en la "calle" (aunque quisiera que conociera la otra calle), corriendo de un lado para otro, solo, con amigos, le da lo mismo si su compañía es una pelota de fútbol. Yo no quiero dejar de verlo correr, llegar todo transpirado y cochino, pero bien colorao' y feliz. Quiero que si le dan ganas, vuelva a hacer lo que hacía antes: bajarse los pantalones en medio del parque y "regarle" las plantitas a la vieja de mierda.

No quiero que sea un niño de ciudad. Y aunque tampoco puede ser un niño de la selva, por todo el sistema que pronto lo va a consumir inevitablemente, ojalá que al menos crea serlo.

21 de mayo de 2007

Nunca veas a una puta con luz de día



Nunca veas a una puta con luz de día... es como mirar una película con la luz encendida. Como el cabaret a las diez de la mañana, con los rayos de sol atravesando el polvo que se levanta cuando barres. Como descubrir que ese poema que te hizo llorar a la noche, al día siguiente apenas te interesa. Es como sería este puto mundo si hubiera que soportar las cosas tal como son. Como descubrir al actor que viste haciendo Hamlet en la cola del pan. Como el vacío cuando te pagan y no sentís ni siquiera un poquito. Como la tristeza cuando te pagan y sentiste por lo menos un poquito. Como abrir un cajón y descubrir una foto de cuando la puta tenía nueve años. Como dejarte venir conmigo sabiendo que cuando se acabe la magia vas a estar con una mujer como yo, en Montevideo



El lado oscuro del corazón (E. Subiela)

8 de mayo de 2007

Soy Mujer

Soy mujer

Soy mujer
y tu eres hombre
y lo repito.
Soy mujer
con mucho orgullo y gracia
con mucho ritmo.


Y has de ver
que por ser mujer
y tu hombre...

te respeto
y me respetas,
te siento
y me sientes,
te miro
y me miras
con sencillez y dulzura,
con deseo y amor,
con pasion y sentimiento.

Soy mujer y por eso:

respetando mi cuerpo,
cultivando mi mente,
elevando mi espíritu,
te respeto,
te siento,
te miro
y te amo...
atraves de tu piel
atraves de tus ojos,
tu boca,
y tu ser.

(no recuerdo la autora)

29 de abril de 2007

13 Haikus de Benedetti

¿Qué es el Haikus? Es un poema monoestrófico, de origen japonés, que suele tener casi siempre 3 versos, ausencia total de rima y una pauta silábica, 5- 7 -5. Pero la estructura no es lo que caracteriza al “haiku”. Su propio creador, el samurai Bashoo, nacido en 1644 en muchas ocasiones no tuvo en cuenta la guía a seguir. La peculiaridad del haiku está en su contenido. Según la tradición, este escueto poema suele tener una palabra clave que indica la estación del año a la que se refiere.

El maestro Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti (qué nombre aahhh) escribió en 1999 el libro "Rincón de Haikus", compuesto por 224 de estos pequeños poemas.

De los 224, me quedo con éstos, por una cosa de encariñarse con frases tan sencillas que dicen tanto...


15.
la mariposa
recordará por siempre
que fue gusano

21.
óyeme oye
muchacha transeúnte
bésame el alma

25.
me gustaría
mirar todo de lejos
pero contigo

32.
puedo morirme
mas no acepto que muera
la humanidad

35.
dame cobijo
con toda la ternuna
que te he prestado

41.
el exiliado
se fue adaptando al tedio
de la nostalgia

96.
si el corazónse aburre de querer
para qué sirve

109.
se despidieron
y en el adiós
ya estaba la bienvenida

136.
siempre se vuelve
con los viejos amores
o con los nuevos

139.
un exiliado
lo será de por vida
y de por muerte

191.
qué buen insomnio
si me desvelo sobre
tu cuerpo único

198.
qué linda época
aquella en que decíamos
revolución


216.
estas tristezas
me las trajo el crepúsculo
y no se fueron

17 de abril de 2007

Para mis hijos


Quiero que mis hijos amen con todo el corazón cada cosa que reciban en esta vida... y en la otra, y todo lo que yo les pueda ofrecer.



No quiero que sientan odio, pero sí cierto desprecio a la tele, el computador, la comida chatarra, las transnacionales, la plata fácil, el capitalismo y los bienes innecesarios.

Quiero que disfruten con el arte y con la cultura en general.

Que sepan de su tierra y valoren a los antepasados de aquí y de allá.

Quiero que se emocionen con las cosas pequeñas de la vida, que cada vez que viajen en la micro vayan pegados en la ventana y cada vez que caminen por la calle, miren todo lo que puedan.

Quiero que cuando vayan a Horcón dibujen una sonrisa en su cara y respiren el aire distinto; que se sientan cómodos durmiendo en una carpa en la arena, bañándose en la vertiente, sintiendo el sol, y no digan nunca que es “flaite”.

Quiero que aprendan a tocar algún instrumento musical, y que, aunque les cueste y no tengan el don, sean perseverantes para aprender cualquier cosa.

Quiero que no le tengan miedo al ridículo, que se rían de ellos mismos, si es necesario, y si hay que burlarse alguna vez de algo, que sea de “ellos” que son todos iguales, y no de los que son diferentes.

Quiero que suspiren con el mar y se relajen con el campo.

Quiero que se deleiten con los colores, con la magia, con la música, y sepan que ella los acompañará en cada etapa.

Quiero que intenten conocer a las personas a través de sus ojos; que se les estremezca el corazón al ver las manos ásperas y trabajadoras de un hombre y la ropa sucia y cocida y recocida de una trabajadora.

Quiero que sueñen con la Utopía, que no tengan miedo a volar o a que los llamen locos, diferentes, perdidos, soñadores.

Quiero que anden por la vida regalando abrazos y sonrisas.

Quiero que olviden que existen diferentes razas, países o clases sociales.

Quiero que les palpite el pecho cuando escuchen una pista de hiphop, y aprendan a canalizar sus sentimientos por medio de rimas.
Quiero que aprendan a descifrar el curso de los astros y cada vez que la naturaleza les hable sepan escucharla.

Quiero que disfruten sentir el sol en sus cuerpos y también comer sopaipillas mirando la ventana con gotas de lluvia.

Quiero que sepan apasionarse por algo, y que sigan la tradición de gritar el "ese a ene" a todo pulmón.

Quiero que protejan las flores y liberan de las rejas a los animales.

Quiero que no les importe la calidad o el tipo de ropa, ni que crean que por el hecho de llevar alguna diferente tienen que encasillarse en algo, ni que crean eso de los demás.

Quiero que cuando el verano llegue se tiren agua con una manguera con los amigos del pasaje.

Quiero que jueguen, que tengan los brazos rasmillados y los pantalones rotos en las rodillas, que se suban a los árboles y conozcan la calle.

Quiero que se sepan y se sientan libres, que no reconozcan autoridad política ni moral que les impida cumplir sus ideales.

Quiero que corran descalzos cada vez que puedan.

Quiero que aprendan a cultivar manzanos y a regalar sus frutos (esa es tuya Joselongi)

Quiero que sean diferentes a mí, que hagan en 20 años todo lo que yo no he hecho... pero que mantengan las mismas inquietudes.


Quiero que aprendan a volar bien alto y que cuando tengan sus hijos quieran lo mismo que yo quiero para ellos.



Quiero eso para ellos y para mí... porque nunca es tarde ni tampoco imposible eliminar la neura, salirse un poco del system o en una de ésas SALIRSE POR COMPLETO...........ahh qué loco, pero nunca es tarde ni tampoco...

9 de abril de 2007

Sobre el destino, el amor y otras hierbas

TATE!!!!!!! pensé ayer cuando después de varias semanas se me iluminó la ampolletita, por fin. Creo que, definitivamente, es recomendable entre tanta pachanga, mambo y cha-cha-chá, sentarse un ratito con los amigos a hablar de cosas un poco más trascendentales, de esas que después de vaciar todo lo que teníamos guardado, les decimos "disculpa, me fui en volá". Gracias a esas pequeñas "volás" con ella y con él, pude aclarar un poco el panorama que me venía dando vueltas en la cabeza desde hace exactamente 1 mes y 1 semana, y aunque tenía las ideas bien claras, sentía que me faltaba la base.

Ella espera ansiosa cambiar el curso de su vida. Se siente impaciente al pensar que siempre girará en torno al estudio, al trabajo y salir los fines de semana con sus amigos. Además, aunque tiene una relación casi perfecta con sus padres, vive agobiada por los problemas que otros le dan a ellos, y que le afectan a ella inevitablemente.

Él... bueno, él nunca se sintió a gusto en el colegio ni en la universidad, creo que incluso en el jardín debió sentirse como cochayuyo dentro de cazuela. Pero no es flojo, yo lo conozco, y sé que no es que prefiera quedarse viendo tele o chateando o tomando con los amigos... al contrario, desde que tengo memoria, lee, escribe, pregunta, se informa, en general, se nutre de conocimiento. Por eso cuando me dijo lo que estaba pensando, no me pareció loco ni tampoco esa actitud típica de ciertos universitarios que dicen “esto no es pa’ mí” y se cambian de carrera como si fuese tan fácil. Me pareció, más bien lógico de acuerdo a su personalidad, que quisiera abandonar la carrera y buscar nuevas opciones para educarse. Tampoco me pareció loco que me dijera que quería quizá hacer un curso de greda o artesanía, ni que quería hacer un viaje para conocerse más y valorar sus cualidades.

Ella no cree mucho en el destino, sino en que cada uno con sus acciones va forjando lo que serás en un futuro. Yo no sé... creo que a veces el destino te da un empujoncito, una pista, algo así, y si tienes los cojones o si eres lo bastante vivo para darte cuenta, lo aprovechas y te pueden pasar cosas inolvidables, pero si, al contrario, te entra ese pánico a lo desconocido, vas a seguir marcando el paso y te quedas como un pokémon entre medio de los otros cientos de pokemones. Es más cómodo.

Yo sé que ella y él sabrían a lo que me refiero si les cuento que encontré mi camino – o al menos esa sensación me da -. Ahhh... suena a nombre de película o a momento cursi cursi, pero es la verdad y no sé cómo llamarlo de otra manera para que sea “más yo”. No significa que en este momento lo esté viviendo completamente, ya que sigo siendo la misma, haciendo las mismas cosas y rodeada de la misma gente, pero pude ver un atisbo, vivirlo durante un tiempo, y sí, fue tal cual lo soñé y tal cual lo quiero vivir toda la vida y tal cual quiero que lo vivan todos los que lo quieran vivir. Rapsusklei dice en una de sus canciones: “...yo quiero una casita en las montañas protegida por las nieves, las montañas en relieve, plantando mis hiervitas, fumando porros leves con mis bebes y mi lobita...” Yo también.

Si pudiera dibujar con palabras todos los recuerdos que se me vienen a la cabeza, seguramente no sólo él y ella me entenderían. Otros, que tal vez me juzgan de soñadora, puede ser que actúen así porque prefieren pensar en un destino ya estipulado, en una vida que gire en torno a lo que el sistema nos enseña, es decir a cánones occidentales centrados en la moral y las buenas costumbres, con un eje principal: el dinero.



Es loca la sensación de sentirse así, teniendo el privilegio de saber que existe un lugar del mundo en el cual puedes decir: “yo nací para esto”. Muchas veces también me sentí así en Horcón; tiene la mística y la gente, también me pasó algo parecido cuando tuve la oportunidad de cruzar a la Isla Tenglo... pero a esos lugares le faltan los otros factores que "allá" encontré: clima, compañía, paisaje, realidad, esfuerzo, detalles, etc. Y cuando hablo de todo esto, no me refiero en ningún caso a algún lujo, para nada, sino que hablo de simplezas... de bañarse todos los días en la ducha del patio; dormir en la terraza de algún amigo o en una carpa en la playa hasta las 8 de la mañana y después fuera de ella en una sombra fresca en la arena, porque el calor achicharra; comer en el patio y sentir la compañía de los cangrejos que se pasean juguetones a tus pies; amar en la hamaca mientras suena de fondo un rap chilensi; fumar marihuana mirando como el sol se esconde en el horizonte; tomar una cerveza fría en el almacén del pueblo y descubrir otro almacén desconocido que está iluminado sólo por un foco en medio de toda esa oscuridad del campo y... los viejos jugando cartas y las viejitas viendo la teleserie; caminar por esos callejones de tierra y ver a las familias sentadas afuera de la casa, los niños corriendo descalzos y las niñas, entre risas, descubriendo los primeros amores... Dentro de todo esto, no puedo dejar de recordarlo a él – este es otro él-, que fue nombrado por las estrellas y el destino: acuario, y haciendo honor a esto, como pez, le da otro significado al mar a partir de este momento... lo veo dibujando su sello eterno en la piel de las personas, incluso en la mía... lo veo dando saltos en la arena y tocando el berimbau, lo escucho rimando y hablar de la periferia, lo veo... y lo sigo viendo, y me veo yo también en sus ojos.

Lo mejor de todo es que no olvido mi esencia, ni mi lucha ni mis ideales. Al final todo el mundo es un solo país para quien no le interesan las fronteras, y la misma revolución que se debe efectuar acá, se tiene que hacer allá y más allá y acá dentro también. Todo es un complemento, un rompecabezas que en mi vida por fin empezó a tomar sentido. Y es que antes ya he amado con todo el corazón, he conocido lugares hermosos de mi país, y también he apretado ideales fuertes en mi pecho, pero aún así nunca me sentí de esta manera, porque siempre faltaba algo.

Ella me dijo que le gustaría recorrer el mundo, tener muchos hijos en cada país, y amarlos como si fueran la última cosa. Pero no va con nuestros tiempos, pensó, para mi familia sería una vergüenza. Él, en cambio, seguramente sería feliz en el sur de Chile, en una comunidad indígena, en contacto total con la pacha mama. Mi mamá dice que siempre tuvo el sueño de vivir como hippie y sobrevivir gracias a sus manos, haciendo artesanías como a ella le gusta. Mi papá... eh papá! si quieres fumarte un porro, sólo hazlo, nadie te va a juzgar ni va a dudar de tu inteligencia.

Nunca había pensando tanto en el destino como en este último tiempo, ni tampoco en lo que cada uno de nosotros necesita para ser feliz, pero no hablo de esa felicidad superficial y material, hablo de SER FELIZ. Algunos necesitan sólo un amor sincero y que llene todos los rincones de su vida; otros, conocerse espiritualmente; otros, amar la natura, las flores, la fauna; otros, luchar con uñas y dientes y olvidarse de la vida propia. Por mi parte tengo en mis planes terminar de estudiar, no porque necesito con ansias un cartón que acredite que soy periodista, sino porque me gusta lo que hago y porque aquí o en la quebrada del ají puedo ejercer y contribuir de alguna manera; y también esperar que de nuevo llegue el momento en que el destino me dé el empujoncito, y entonces, voy a decirme: sí tengo los cojones... y tal vez ... en 4 años más ni vuelva.


Disculpen, me fui en voláááááááá.